Me ausento de mí. Todo se nubla y no sé a dónde ir. Mi cuerpo ya no es mío. No tengo control sobre ninguno de mis movimientos. Estoy presa; mi cuerpo me captura. Mis pensamientos flácidos y grises son ilegibles. Mi vista se distorsiona, borrosa y poco confiable. Un sonido se repite constantemente, un motor eterno y estropeado que solo aumenta su sonido a medida que más me ausento de mí."
Este cuanto fue escrito por mi a mis 16 años, lo encontré buscando otras cosas, como suele suceder en la vida. Se puede decir q esta en desarrollo, no fue terminado y no me gustaría comprometerme a darle un final. No me interesa. *** Una vez viuda, sentí la necesidad de volver a tener a alguien más en mi cama. Ese día, en la mañana, lo vi, vestido de blanco y parecía que el tiempo, de forma burlona, lo transformaba cada vez más en el reflejo de su padre, una sombra desdibujada del ser que él siempre odió. Un día coincidimos y, casi como si supiera que lo buscaba, me invitó a un bar por un café. Terminamos en la cama y hacía el amor como en mis fantasías: dulce, tierno, animal, pero siempre a escondidas, en la oscuridad y sin besos, el peor horror. Siempre vestía de blanco, virgen de labios; me reía sola pensando que era virgen de besos, me gustaba pensar eso. Yo siempre de negro, viejo, gastado. Pocos besos, muchos encuentros y
En el campo fértil, descuidado por la mano obrera, la cosecha se ve dañada. Ante la tormenta que divisé entre tus piernas, me quedé helada observando. No avanzamos, compartimos camas distintas. No fuiste vos quien saltó a mi lecho. Fue otro quien reposó sobre mi pecho, otro ronroneo a mi lado.
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