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Mostrando las entradas de febrero, 2024

Idiota

En el reino del desconcierto, el alma se extravía. Pasos torpes, un espectáculo sin razón, un absurdo. Mis actos erráticos, mis palabras sin sentido, me guiaron por senderos de un destino extraviado. Ignorando mi ser, ciega ante la verdad. Perdida entre las sombras con una necedad que ciega, un ego que carcome en la insensatez eterna. Soy un personaje trágico en su propio teatro, un ser que, en su ignorancia, se condena al fracaso.

La ternura

La ternura florece con esencia revolucionaria, Susurra rebeldía, semilla de transformación. Con abrazos como armas, sin censura, transmutadora. En gestos de amor y cuidado, reside el poder de alterar algún destino. Ternura, rebelde y desatada, enciende en mí la llama del cambio genuino. No hay revolución sin ternura, ni ternura sin revolución. En la unión, la fuerza perdura. 

Weones pencas

En la noche, después de dar mi show y de puro bailar en un bar lleno de colas, volví a la casa con mi pololo. De la nada, incomprensible y arrebatado, agarró un pedazo de botella de chela y me corto la cara, tirando: "¿Y ahora quién cresta te va a encontrar bonita?". Salí disparada a la calle, confundida, me tropecé en una esquina y caí; la gente me miraba pensando que estaba pal gato. Nadie se atrevía a acercarse, pero una doña llamó a una ambulancia y me llevaron al hospital donde me curaron las heridas. Nunca caché por qué chucha hizo eso; menos mal que nunca más lo vi. Desapareció como si nada. Desde ese día, mi identidad se hizo más heavy, convirtiendo las cicatrices en símbolos de puro aguante y resistencia. Me prometí no aceptar más las weás penquitas de ningún weon. Me convencí de que mi amor es demasiado pa' algunos y lo que ofrezco es único. Inspirada por @sorhayadellujan

Los poetas

Lo que suelto se convierte en susurros del tiempo, en el eco eterno que abraza el sentimiento. Mis poetas no mueren, solo se transforman, residen en cada corazón que la belleza de sus poemas encarna.

Umbral nocturno

Saldré del umbral nocturno para reunirme con mis compañeras de la noche. Como si conociera el destino de mi peregrinaje, me aventuraré a caminar, atravesando la vastedad tan observada pero aún desconocida. Cruzaré pastizales, alambrados y arboledas en busca de mi propia esencia. Anhelo sentir mis pies helados, permitir que el rocío penetre tanto en mi ropa como en mis sentimientos. Necesito perderme, ser absorbida por la inmensidad, sin importar quién o qué se cruce en el camino. Ya sea a un costado de la ruta o junto a un humilde rancho, no importa el modo ni quién. Busco perderme, desvanecerme para que alguien me encuentre, y así dejar atrás mi ser. Me buscarán entre las sombras de la noche y me encontrarán transformada al amanecer, sin ser la misma. No deseo regresar a lo mediocre, a lo pequeño e infeliz que me define. Con el nacimiento del día, mis esperanzas languidecen, pero en la pérdida, quizás encuentre una renovada verdad.

Campo fertil

En el campo fértil, descuidado por la mano obrera, la cosecha se ve dañada. Ante la tormenta que divisé entre tus piernas, me quedé helada observando. No avanzamos, compartimos camas distintas. No fuiste vos quien saltó a mi lecho. Fue otro quien reposó sobre mi pecho, otro ronroneo a mi lado.