Rítmica y misteriosa

En tu caminata de regreso a casa,

por las noches el tiempo se disfraza,  

y tu oído se perturba con un susurro que arde,  

un latido que no cesa, un eco que te ata.


Las sombras, cómplices de lo imprevisto,  

bailan sin tu permiso,  

las luces tiemblan al compás,  

un guiño de un universo nunca visto.


En la esquina, la figura en silencio,  

guarda tus secretos,  

rítmica y misteriosa,  

sólo te observa, presencia inquieta, en su trance incierto.


¿Por qué será que en las noches encuentras un refugio?  

¿Acaso las sombras te cuentan historias  

que el día, con su cruda luz, no osa pronunciar?


Un suspiro cálido te da, otra vez, la bienvenida,  

y en ese instante, todo cobra sentido:  

el retorno, la espera, el latido,  

la noche, un refugio de lo nunca perdido.



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