Espejos rotos
Vivo en un jardín de espejos rotos,
donde las risas ahogan
y se tejen hilos de olvido.
Las palabras, afiladas como espinas,
se clavan en la carne,
dejando cicatrices visibles
que laten afiebradas en la soledad nocturna.
Cada gesto, cada mirada vacía,
se marchita en tonos de abandono,
y entre susurros de desdén,
se destila veneno en las memorias,
donde el odio florece en silencio.
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