Mediocre

Me atraen sus grietas,  

ese sabor a derrota  

que no se sacude,  

que no pretende.  

Hay algo en su quietud,  

en su cansancio,  

que me recuerda  

al mío,  

a las veces que el mundo  

quiso aplastarme  

sin lograrlo del todo.  


Quizás no los elijo,  

quizás solo me dejo caer  

en esa tibieza,  

en ese espacio cómodo  

donde nadie espera  

que yo sea más  

de lo que ya soy.  


Y aunque me desmoronen,  

y aunque se vuelvan cenizas,  

¿quién soy yo para juzgar?  

Quizás,  

en el fondo,  

la mediocridad  

es el único refugio  

en este mundo  

que se devora a sí mismo  

sin piedad y sin razón.  


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