Amor obrero
Te beso las manos, obrero, que sostienen al mundo. Te beso los ojos cansados que buscan refugio tras largas jornadas. Te seco el sudor, obrero, que empapa tus sueños de un pueblo que late al ritmo de la lucha. Te amo en las fábricas, con el hierro por testigo. Te amo en tu idea, donde cada alma es semilla de cambio, una promesa de un mañana donde la justicia es el pan de cada día y la igualdad no tiene dueño. Te amo en las calles, donde tus bombos resuenan con los pasos firmes de quienes no les tiembla la voz, de quienes han encontrado en la unidad la fuerza para resistir, para construir y para amar. Amémonos con quienes saben que la esperanza no es un sueño vano, sino un acto de rebeldía, un desafío al mundo que nos quiere vencidos. Amémonos en las fábricas, en las calles, en cada rincón donde la vida sea batalla, y el amor, el arma más poderosa.